El mundo es de los que se animan
"Medusa, la guardiana, aquella que con su sola mirada convierte a las personas en piedra. Saltás, te movés, huís, pero no podés dejar de mirarla; la evitás por un tiempo, pero terminás cayendo. Como en un juego de guerra y mitología griega, sabés que ella va a estar ahí al final de la pantalla, una vez más, y que hasta que no consigas derrotarla, no vas a pasar de nivel. Probaste con hielo, con fuego, yendo por otros rumbos, pero allí está siempre. Tomás aire, te fastidias por enésima vez, y empezas de nuevo. Recordás que no hay enemigos para toda la vida, que siempre HOY es el primer día del resto de tu vida, y que el miedo paraliza, pero que solo los valientes logran asumirlo, enfrentarlo y derrotarlo. Caes en la cuenta que, probablemente, el que está errado (en confiar, en escuchar, en creer, en aferrarte) sos vos, que las cosas que hacen mal, lo hacen porque VOS se lo permitís, porque vos dejas que te afecten, y que es tu ELECCIÓN que sigan formando parte de tu vida, o que pasen de largo y no vuelvan más. Nadie se merece estar ahí si no lo siente, si le interesa poco o nada lo que pueda generar con dichos, actitudes o hechos y, sobre todo, si no está dispuesta a jugársela y bancar la parada. Hay que abrir los ojos y aprender a valorarse, y para eso también hay que saber cuando parar. El amor no se mendiga, hoy ni nunca."
Tomás terminó de leer esto, y dudo si se refería a una crónica metafórica sobre el último juego pirata para su flamante XBox 360, el cual había comprado escasos minutos antes en la estación Callao del Subte D ("Medusa Vs. The last stupid man"), o si era algo más serio y que lo tocaba en lo profundo. Viernes 18.20 horas, estaba demasiado quemado como para saberlo. Se quedó masticando ideas, y no volvió a reirse hasta bien entrada la noche.
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