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El mundo es de los que se animan

"Medusa, la guardiana, aquella que con su sola mirada convierte a las personas en piedra. Saltás, te movés, huís, pero no podés dejar de mirarla; la evitás por un tiempo, pero terminás cayendo. Como en un juego de guerra y mitología griega, sabés que ella va a estar ahí al final de la pantalla, una vez más, y que hasta que no consigas derrotarla, no vas a pasar de nivel. Probaste con hielo, con fuego, yendo por otros rumbos, pero allí está siempre. Tomás aire, te fastidias por enésima vez, y empezas de nuevo. Recordás que no hay enemigos para toda la vida, que siempre HOY es el primer día del resto de tu vida, y que el miedo paraliza, pero que solo los valientes logran asumirlo, enfrentarlo y derrotarlo. Caes en la cuenta que, probablemente, el que está errado (en confiar, en escuchar, en creer, en aferrarte) sos vos, que las cosas que hacen mal, lo hacen porque VOS se lo permitís, porque vos dejas que te afecten, y que es tu ELECCIÓN que sigan formando parte de tu vida, o que

Capítulo 156...

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Es que... pensar a la Maga como la suma de muchas y variadas partes, y no como un todo, era una tarea francamente imposible. La inconexidad de los compenentes nunca podría dar como resultado final una forma tan exacta, tan freneticamente atrapante, tan Lucía. Caer ante sus marrones ojos que suplicaban comprensión y escondían profundos temores no ocasionaba dificultad alguna; lo extraño era cuando no ocurría. Tomar su rostro con las manos, mirarlo, tocarlo, besarlo, desearlo, contemplarlo, todo durante muchos y minuciosos minutos, y reiteradamente, podría haber sido un gran hobby de señores feudales, o de peones recien iniciados. Pero beber de su vida, recitar sus labios, consumir su alma, no era una actividad para cualquiera. Había que saber mirar a la Maga, porque su mirada recordaba a la de Medusa, solo que ella podía lograr que toda Grecia y su entera mitología se redujeran a cenizas, luego de derretirse, en lugar de convertirse en piedra. Derrumbarse sobre su espalda, podía costar

Incendio en una rayuela

Nunca vas a dejar ese juego que transcurre entre el cielo y el infierno, dejando en manos de un canto rodado y el impulso del mismo el destino de la suerte. Predilección por el autor, ese dibujo marcado con tiza sobresale entre otros, y sigue teniendo vida propia a pesar de haber marcado a fuego a La Maga, Lucía, Lara y algun otro purrete. París representa lo que representa por su peso propio, y por imagenes proyectadas de encuentros inexistentes. El fuego arde y consume en y a los sueños, dagas lanzadas de nuevo que certeramente se hunden y giran a pesar de estar despierto; gritos ahogados, nervios, fastidio, sonrisa perfecta, ojos de miel, boca picante, orgullo y soberbia a flor de piel; todo vuelve a incendiarse, ¿y ahora para donde pensas correr, si sabes que no podes correr? Una linea trazada en el limite de la tolerancia, rodeando a un colapso decantado y una espalda que no soporto el peso de lo acontecido, del remo constante, de la traicion. Malos juegos de una memoria llanteada

Aquello

Mientras mirabas el río, con poca ternura y no encontrabas nada con Piluso de testigo desde su bronce que todo lo confirmaba. Sin querer me guardé un par de amaneceres en la playa olvidé probar sushi y llevarte a ver a Mafalda. Creo no haber hecho casi ni un buen desayuno ni un tour por Buenos Aires que no va a comprar ninguno. Quiza nunca vaya a cumplir aquellos besos en Paris pero al menos hoy puedo darte esta cancion esa que prometi hace tiempo... Nunca terminó llegando una demorada marca de tinta en tu tobillo; si jamas pudimos sentarnos a ver juntos El Padrino. El Padre de Familia, estando siempre con amigos teoriza sobre el Bing Bang; no son solo dos hombres y medio, sabes que eso nunca te va gustar. Quiza nunca vaya a cumplir aquellos besos en Paris pero al menos hoy puedo darte esta cancion esa que prometi hace tiempo...

Insomnio

- "Marco Antonio... tu no puedes casarte con esa mujer... porque esa mujer... es... tu hermaaana!!!" - "Oh no... no me lo digas, oh no... ¿estas tu muy segura de ello, Maria Estela Luisa?" - "Si, lo estoy, me lo ha contado tu mismisimo padre en su lecho de muerte, Marco Antonio!" Se había empezado a fastidiar. Después de ver por enésima vez Duro de Matar (la original, la de Bruce Willis en el edificio llevandose puestos a todos), a bordo de un insomnio que lo tenía a maltraer hacía ya varios días, Tomás buscaba en vano encontrar algo que logre apaciguarle la cabeza mientras intentaba conciliar unas pocas horas de sueño (le quedaban 5 antes de levantarse). En general lograba dormirse despues de mirar algo en el canal de la television mexicana (no sabía porque, quizá porque eran todos bodriazos, pero no podía asegurarlo), pero hoy se encontró con la tipica escena de novela de las 2 de la tarde, de esas que hacen llorar a las señoras de barrio de todo America