Incendio en una rayuela
Nunca vas a dejar ese juego que transcurre entre el cielo y el infierno, dejando en manos de un canto rodado y el impulso del mismo el destino de la suerte. Predilección por el autor, ese dibujo marcado con tiza sobresale entre otros, y sigue teniendo vida propia a pesar de haber marcado a fuego a La Maga, Lucía, Lara y algun otro purrete. París representa lo que representa por su peso propio, y por imagenes proyectadas de encuentros inexistentes. El fuego arde y consume en y a los sueños, dagas lanzadas de nuevo que certeramente se hunden y giran a pesar de estar despierto; gritos ahogados, nervios, fastidio, sonrisa perfecta, ojos de miel, boca picante, orgullo y soberbia a flor de piel; todo vuelve a incendiarse, ¿y ahora para donde pensas correr, si sabes que no podes correr? Una linea trazada en el limite de la tolerancia, rodeando a un colapso decantado y una espalda que no soporto el peso de lo acontecido, del remo constante, de la traicion. Malos juegos de una memoria llanteada, una helada, tímida y falsa conclusión que nadie se creería en su sano juicio, y un disco abierto que explicaba todo por si mismo, previo a tomar altura y que la mente se disperse. Ellos tres nos necesitaban, no tengo dudas. La mejor frase del mundo me la llevo tatuada en la cien.
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