Capítulo 156...
Es que... pensar a la Maga como la suma de muchas y variadas partes, y no como un todo, era una tarea francamente imposible. La inconexidad de los compenentes nunca podría dar como resultado final una forma tan exacta, tan freneticamente atrapante, tan Lucía. Caer ante sus marrones ojos que suplicaban comprensión y escondían profundos temores no ocasionaba dificultad alguna; lo extraño era cuando no ocurría. Tomar su rostro con las manos, mirarlo, tocarlo, besarlo, desearlo, contemplarlo, todo durante muchos y minuciosos minutos, y reiteradamente, podría haber sido un gran hobby de señores feudales, o de peones recien iniciados. Pero beber de su vida, recitar sus labios, consumir su alma, no era una actividad para cualquiera. Había que saber mirar a la Maga, porque su mirada recordaba a la de Medusa, solo que ella podía lograr que toda Grecia y su entera mitología se redujeran a cenizas, luego de derretirse, en lugar de convertirse en piedra. Derrumbarse sobre su espalda, podía costar...